Perú buscó cerrarse en una defensa zonal ante la falta de altura bajo el poste, que no logró efecto a la hora de parar a Calfani y Wachsmann que, pese a la falta de confianza, hizo sentir su poderío en la pintura.
Uruguay corrió la cancha y a través de la pulcritud de Fitipaldo y la inteligencia de Osimani logró sacar diferencias desde los primeros minutos.
En defensa, el equipo de Capelli se cerró en una zona 2-3, con la doble base en el poste alto y con Aguiar acompañando a los internos, aunque se vio una clara tendencia a cambiar la zona caliente de la presión para ahogar a los conductores incaicos y sacar rápido una diferencia para manejar el partido, cometido que logró al cerrar el primer cuarto 25-4.
Con esa diferencia a favor, el entrenador Adrián Capelli. apostó a la rotación del plantel para hacer descansar a los titulares y que los recambios ganen en confianza de cara a la ronda final del torneo.
En ese contexto ingresaron Luciano Parodi, Rodrigo Trelles, Sebastián Izaguirre y Nicolás Borselino, para mantener la diferencia y cerrar el cuarto, gracias a los 12 puntos de Rodrigo Trelles, en ganancia 48-20.
Con el partido resuelto, Uruguay salió al segundo tiempo con la misión de conservar la diferencia y dosificar las energías de cara al juego ante Venezuela. Capelli volvió a meter mano en el banco de relevos durante todo el cuarto ante un Perú desdubijado y sin fuerzas.
El resultado sirvió para engrosar las estadísticas en todos los rubros y para que los celestes ganen en confianza. Las anotaciones de Fitipaldo, Trelles e Izaguirre hicieron crecer el resultado hasta cerrar de cara al epílogo en 77-30.
Fuente: El Observador
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