Pick And Roll

La primera cita con la historia

Bombos, tambores, música y carnavales. Nenes delirando y cantando al ritmo de las hinchadas, adultos trasladándose a esas edades pasadas en las que lo único importante era jugar. Un juego, un momento, una vida. Dos horas de algo que nunca se pensó que podía llegar a suceder, una utopía destrozada resumida en un enfrentamiento entre los dos poderosos de la ciudad: Regatas y San Martín.

La temperatura marcaba siete grados, pero en el Fortín Rojinegro el frío no parecía tener cabida. No sólo ahí, en las afueras del estadio era todo muy contagioso. La calle Rioja, una de las principales vías de circulación en la capital correntina, estaba cerrada a causa del partido. Se podía ver gente caminando por todos los aledaños del estadio. Las tribunas estaban colmadas y la gente apretujada, contenta y expectante por ver el juego.

Además, los presidentes Eduardo Tassano, de Regatas, y Alberto Sottile, de San Martín, se sentaron juntos en el sector vip, imitando la movida que tuvieron Daniel Angelici y Rodolfo D'onofrio hace algunos años. No sólo ellos, también incontables políticos de la ciudad asistieron al evento, dándole renombre y prestigio a la situación.

En cuanto las luces del estadio comenzaron a apagarse, la música pasó a ser protagonista y una introducción (que poco tiene que envidiarle a la NBA) presentó a los jugadores de ambos bandos, generando un aumento de la expectativa.

Se podía sentir en el estadio una energía que pocas veces se experimenta, esa energía de los clásicos. La de dos viejos conocidos que conocen hasta las más antiguas manías de cada uno. Un matrimonio de más de 30 años que se viene tolerando, en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad.

El partido comenzó picante, con ambos conjuntos apostando todo y sin sacarse demasiadas ventajas. En las gradas la cosa era casi similar. Por un lado los hinchas rojinegros, a quienes por fin permitieron volver a la cancha, coreaban al ritmo de "vamos rojo vamos", mientras que los de la otra vereda ovacionaban a su extranjero Donald Sims, quien en ese momento había marcado una racha de siete tantos seguidos.

El segundo cuarto decayó en cuanto a nivel baloncestista, pero el público incremento su aliento con el correr del encuentro. Se podía sentir el estadio vibrar y en cuanto finalizó el periodo los carnavales empezaron a hacerse sentir. Los tambores de las hinchadas, las voces de la gente y los comentarios de los periodistas en las transmisiones televisivas y radiales se hicieron opacos ante tan majestuoso estruendo.

Extranjeros de primer nivel (Jeremiah Wood, Donald Sims, entre otros), nacionales de selección y experimentados veteranos de todo tipo le ponían condimento a un juego que estaba para cualquiera. Un clásico que todos querían ganar y nadie perder, pues el primer punto de una final siempre es clave.

Cuando finalizó el primer tiempo, el carnaval se hizo presente de forma ágil para no perder la continuidad del show. Las bailarinas parecían estar en pleno enero, sacando a relucir toda su magia carnavalesca en pleno junio. El ruido de los tambores y percusión hizo que Corrientes saque a flote toda su cultura en una demostración del más alto nivel y no solo frente a los presentes, sino que también para los televidentes que siguieron segundo a segundo el juego en la pantalla chica.

Así fue como los locales empezaron a sentir el apoyo de su gente con coreos tales como: "Wood, Wood, Wood" para ovacionar a su pivot, quien venía de tener una mini racha anotando con su particular gancho, intapable para cualquier jugador. Contagiándose del buen momento, San Martín consiguió un ímpetu y cerró el partido de la mejor forma posible para llevarse el primer punto.

Luego del partido, el público local debió permanecer sentado durante 15 minutos a la espera de que los hinchas remeros se retiren previamente del estadio. Un público visitante que se quejó mucho del poco espacio recibido por la dirigencia rojinegra en el sector de las populares, donde se podía ver a simple vista a la muchedumbre incómoda por momentos, pegados unos a otros y con dificultad para moverse de un lado a otro.

El primer juego tuvo de todo. Colores, cantos, diversión y emoción en todo momento. Un evento que se festejó por primera vez y que sirvió para demostrar que en Corrientes el básquet vive su momento de oro. Por suerte esto recién empieza y hoy estos dos equipos se vuelven a ver las caras.