La NBA es una liga a la que nunca le tembló el pulso para cambiar. En el pasado mes de febrero, luego de otro partido de estrellas que terminó siendo un espectáculo aburrido debido a su carencia de competitividad, el comisionado de la liga Adam Silver había anunciado que estaba pensando en cambios para que aquello no volviera a suceder.
Lo prometido es deuda para Silver. La NBA presentó una un nuevo formato para su tradicional All-Star Game, que comenzara a emplearse a partir de su próxima edición a disputarse en Los Angeles el 18 de febrero del año que viene.
“Estoy emocionado con lo hecho por la NBA y los jugadores para mejorar el partido de estrellas, algo que era prioridad para todos nosotros”, sentenció Chris Paul en carácter de presidente de la Asociación de Jugadores. “Estamos esperando dar un gran show en Los Angles”, sostuvo.
La gran novedad es que ya no existirá Este contra Oeste, sino que habrá capitanes que elijan a sus compañeros independientemente de la conferencia a la que pertenezcan sus equipos. Éstos serán aquellos que más votos de la gente hayan obtenido en cada una de las conferencias. Asimismo, el juego tendrá fines benéficos, ya que el ganador donará en alguna entidad local, o bien nacional, que ayude al área de Los Ángeles.
Éste último agregado no es para nada menor. Si lo que realmente se pretende es lograr que el partido sea competitivo, y desde ahí atractivo para el público, el incentivo de ayudar podría generar una mayor contracción en el jugador, y no solamente cambiar de compañeros.
Durante la pasada edición disputada en New Orleans el partido finalizó 192 a 186 a favor del equipo del Oeste. Este número elevadísimo de puntos se alcanzó como consecuencia de defensas inexistentes, lo que provocó que una mínima tensión de competencia o incertidumbre se esfumara. Eso es algo que ya no quieren ver, por eso el cambio ya es una realidad.
Sebastián Ciano
Twitter: @Seba_Ciano
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