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Al extranjero y más allá

Vivir de un deporte nunca es fácil, mucho menos hacerlo en otro país que no sea el de origen y ni hablar de la tarea de rendir por encima de la media nacional. Armar las valijas, tomar el avión y ponerse la camiseta de equipos de los que no se tienen muchas referencias sería descabellado para cualquier mortal, pero para los extranjeros que llegan a jugar a la Liga Nacional de Basquet de Argentina es una oportunidad de continuar haciendo lo que aman al más alto rendimiento posible.

Lejos de sus esposas, hijos y parientes, los extranjeros dejan muchas cosas de lado en busca de su sueño y, la mayoría de ellos, se sienten bendecidos y afortunados de poder hacerlo. Tras no haber tenido muchas oportunidades de jugar en la NBA o en Europa, éstos valientes jugadores desembocan en Argentina intentando redimirse, alcanzar fama y colmar con las expectativas de entrenadores que necesitan éxito inmediato.

La vara para medir jugadores foráneos es siempre más alta en comparación con los nacionales y las oportunidades de demostrar que pueden rendir en la Liga Nacional son efímeras. No hay espacio para errores, lesiones o contratiempos y en el poco tiempo que tienen para adaptarse al sistema del equipo deben colmar las expectativas. Cualquier discrepancia de gustos, estado físico o mental con el entrenador o los dirigentes puede conllevar el corte y la prescindencia de sus servicios.

Para los forasteros de la Liga Nacional no hay mañana y están obligados a mantenerse fuertes para sobrevivir. Acechados por las amenazas de todo deportista, entre lesiones, malentendidos e idiomas confusos, los extranjeros transcurren sus días siempre al filo del abismo y en Pick and Roll decidimos ponerle voces a la situación tras recoger sus testimonios.

Experiencias en el país

Erik Thomas, Argentina: "Poder hacerlo en Argentina ya es un sueño cumplido, ahora quiero divertirme jugar y sobre todo ganar. Toda mi familia estaba muy emocionada cuando les conté la noticia", expresa el alero que pasó por las filas de Regatas de Corrientes la temporada pasada tras haber jugado cuatro años en la Universidad de Nueva Orleans, Estados Unidos. Además, comentó que "es una liga difícil, con mucha táctica y esquemas defensivos a los que hay que adaptarse rápidamente".

Donald Sims, Estados Unidos: "De donde vengo no mucha gente tiene la oportunidad de jugar profesionalmente al basquet. Entonces trato de aprovechar esta oportunidad, de ser el mejor y me siento bendecido por ello", comentó el base que se desempeña en la Liga Nacional hace dos temporadas y que este año se incorporó a las filas de San Lorenzo, el último campeón de la competencia. "Cuando vas a algún lado no estás muy seguro de lo que te podés encontrar. Por suerte acá todo es fabuloso y representa una gran oportunidad", finalizó.

Jeremiah Wood, Estados Unidos: "¡Los nombres de los equipos argentinos son muy raros hombre! Todavía me cuesta aprendérmelos. Cuando llegué al país no tenía muchas referencias y estaba desconfiado. Antes de venir a San Martín (Corrientes) habíamos arreglado un contrato con otro equipo de Argentina (Ciclista Olímpico de La Banda), pero cuando estaba haciendo mis valijas prescindieron de mis servicios sin aviso previo. Luego de esta situación no sabía con lo que me iba a encontrar. Por suerte fue todo lo contrario y hasta el día de hoy me siento muy a gusto en la ciudad".

Fotios Lampropoulos, Grecia: "Por suerte pude jugar con muchos argentinos en Europa. La decisión de venir a Argentina era simplemente jugar al basquet y como allá se estaban cambiando muchos jugadores ocurrió todo sorpresivamente. Como conocía a Adrian Boccia (su compañero en equipos de España) la decisión se hizo más fácil y al hablar bien el español tampoco tuve mayores dificultades. Al principio me costaba y tardé bastante en dominarlo, por suerte ahora ya puedo hablarlo fluidamente y con cualquiera".

Leemire Goldwire, Estados Unidos: "Vine al país sin muchas referencias, pero listo para hacer mi trabajo. Agradezco todos los días de tener otra chance más en mi carrera de hacer lo que me gusta y de conocer otro país en el camino. Sé que es una liga difícil y que no muchos se adaptan, pero vengo a aportar mi grano de arena. Me encanta Corrientes, sus playas y sus restaurantes elegantes a los que siempre salgo a comer".

Historias curiosas

Donald Sims: "Estuve en Ucrania cuando estalló el conflicto de Crimea. Después de eso no se podía jugar, la ciudad estaba paralizada y tuve que dejar el equipo. Apenas pude participar de 13 o 14 partidos, pero la situación era muy riesgosa. Fue una verdadera locura".

Jeremiah Wood: "Mi primera experiencia fuera de Estados Unidos fue en Finlandia y al comienzo era un poco rara. En las primeras prácticas nos hacían hacer fundamentos individuales, lanzar el balón e intentar pases. Me fue muy mal porque nada de eso era lo mío. Yo necesito estar dentro de una cancha, jugando contra otras personas, para demostrar lo que puedo dar. Tras unas cuantas semanas estaban a punto de cortarme, pero en el día del debut tuve un gran partido. Al final, no lo hicieron y terminé cerrando una excelente temporada con promedios de 20 puntos y 12 rebotes. Jamás lo voy a olvidar".

Leemire Goldwire: "Mi primer temporada en el extranjero tuve que ir a jugar a Grecia y al entrar a la cancha en el primer partido en nuestro estadio no lo podía creer. El estadio era gris, había mucho humo por tantas personas que estaban fumando cigarrillos. En Estados Unidos está completamente prohibido fumar en espacios cerrados y ver cómo lo hacían con tanta naturalidad en Europa me dejó en estado de shock. Apenas se podía respirar. Eventualmente me terminé acostumbrando a la situación y ahora lo tomo con naturalidad. Por suerte ya nadie puede hacerlo en ninguna parte del mundo... Creo.

Fotios Lampropoulos: "Fue muy difícil irme por supuesto. Dejé el país con 20 o 21 años, pero como en Grecia los equipos no te dejaban libre quería probar afuera. Por eso y por suerte apareció la oportunidad de España y no dude en emigrar. Al principio la adaptación fue complicada, principalmente porque no hablaba español, pero después con el correr de los años todo fue mejorando y hasta el día de hoy tengo la suerte de tener muchas amistades allí".

La difícil tarea de adaptarse a quienes extrañan

Donald Sims: "Mi mujer vive en Washington por trabajo y yo me mantengo siempre en movimiento por el mío, por lo que la situación es bastante complicada, pero nosotros la llevamos muy bien. Siempre estamos juntos cuando estoy fuera de temporada y el año pasado tomamos la decisión de casarnos. Ella habla español y cada vez que voy a jugar a un nuevo lugar me ayuda a instalarme mientras yo pienso en el baloncesto".

Jeremiah Wood: "Amo esto. Siempre quise viajar. Yo vengo de un barrio en Akron (Estados Unidos) y tener la oportunidad de ver todos esos lugares que aparecen en las películas es un sueño. Prefiero jugar básquetbol en el exterior que hacerlo en la NBA. Para mí, ver nuevas personas y nuevas culturas es de lo que se trata la vida verdaderamente. No todo es dinero y por suerte mi novia me acompaña a todos los lugares adonde voy, ella es mi familia en el extranjero".

Leemire Goldwire: "En Estados Unidos están mis hijos y siempre los extraño mucho, pero esta es la vida que elegí. Jugar en el extranjero y hacer lo que me hace feliz es una oportunidad única. Sé que podría tener otras prioridades, pero este es el camino que decidí tomar y me hago cargo de las consecuencias. Amo absorber las culturas de cada lugar al que voy, aprender sus actitudes y las formas de vida. Por ejemplo, hay gente que nunca fue a Las Vegas, pero que te puede contar todo acerca de esa ciudad a pesar de que no sea cierto. Yo prefiero conocer para después poder tomar mis propias conclusiones. Quiero decir, es una vida y tenemos que vivirla al máximo".

La formación en universidades

Erik Thomas: "Estar ahí me hizo crecer no sólo como jugador sino como hombre. Me ayudó a mejorar como persona, cómo hablar con las personas, cómo escucharlas y esas fueron unas de las cosas más importantes que me tocaron aprender y vivir. En las clases los profesores siempre nos ayudaron y cuidaron. A veces cuando jugábamos en lugares lejanos ellos nos permitían mandar los trabajos y las tareas por correo. Nos decían qué teníamos que hacer y en todo momento nos estábamos comunicando. Los entrenadores, además, siempre se aseguraban de que nosotros cumplamos con las tareas y con todo lo que nos mandaran".

Donald Sims: "Asistí a una preparatoria militar y allí había que levantarse muy temprano. No había siesta, teníamos que estar siempre afeitados y con el pelo corto. Esta experiencia me ayudó a prepararme para el profesionalismo, a ser organizado y a estar en una posición en la que tenés que aprender a seguir las reglas, a dirigirte con respeto hacia la gente".

Leemire Goldwire: "Asistí a una universidad pequeña en la que logramos grandes cosas, pero sobre todo fue un lugar que me enseñó un mundo fuera del baloncesto. La forma de dirigirnos a nuestros pares, esforzarnos para llegar a cumplir objetivos y de fortalecernos cuando aparecen los fracasos. Haber pasado por la educación superior me sirvió para desarrollarme en el profesionalismo, especialmente en mis primeros años que fueron un poco duros. Cuando deje este deporte me gustaría desarrollarme como un orador motivacional a tiempo completo y las herramientas que me brindó la universidad me permitirán hacerlo".

Todo pasa

La Liga Nacional de Básquet vive momentos de cambio y la liberación del cupo de extranjeros no está ajena a ello. Mientras tanto, los forasteros que llegan al país continúan haciendo su trabajo sin tomar posiciones, ocupándose de lo que vinieron a lograr. Entre una grieta que divide aquellos a favor o en contra del modelo, jugadores de todas partes del mundo arriban a Argentina para mejorar el nivel actual y comenzar las pretemporadas en sus respectivos clubes.

Con valijas en las manos, el corazón en el pecho y la incógnita del éxito en la mente, los foráneos vienen a forjar su nombre y su suerte. Como Roger Casement en el "Sueño del Celta" la figura de los extranjeros resurge tras la muerte y estampa su efigie en el ideario común argentino. Héroes, villanos, traidores, libertarios, morales o inmorales. Los adjetivos escapan a su mundo oculto dentro de los auriculares que llevan tras cada entrenamiento. Inmersos en su música, alejados de todo.

Equipos como San Lorenzo de Almagro rompen con los paradigmas al animarse a firmar a cinco extranjeros, mientras que otros como Bahía Basket y Atenas de Córdoba deciden lucharla con mayoría de nacionales. En todos los casos, la competitividad se mantendrá independientemente de la conformación de sus individuos. El nivel seguirá igual o crecerá en otra tangente. Porque, como decía Nestor Garcia, el mundo "no se divide" en jugadores extranjeros o nacionales, se divide en "buenos o malos jugadores".

Nacho Miranda

@nachomiranda14

COMENTARIOS (1)

murguero 10/08/2018

Sin animos de ofender. Yo dejaria 2 extranjeros como maximo (no latinoamericanos)y agregaria 2 cupos para mayores de paises latinos.

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