El problema venía desde hace tiempo. El entrenador Carlos Duro fue el elegido para dirigir la ambición de Boca de pelear en los primeros puestos y el camino que eligió el coach fue darle disciplina táctica a un plantel enriquecido en nombres. Cumplidas 10 fechas de la primera fase Boca era el único equipo de la competencia que de promedio tenía menos de 70 puntos en contra.
El problema que el equipo vivió fue la salida de su emblemático pivote, Robert Battle por lesión y la caída en el juego de algunas individualidades que derivaron en problemas ofensivos. Allí, el único capaz de sacarlo de la sequía, por talento individual, era John DeGroat. Y los cortocircuitos no tardaron en llegar.
Porque Carlos Duro no permitió la anarquía ofensiva y menos aún la desidia defensiva. En un equipo que recibió golpes de resultado (como quedar afuera del súper 8) la crisis llegó rápido. Por eso en Junín, ya con el vaso lleno, una gota terminó por rebalsarlo y se decidió el regreso inmediato a Buenos Aires de DeGroat, quien fuera elegido por la prensa como el mejor ala pivote de la temporada pasada. En dicha oportunidad sus espaldas las cubría Daniel Santiago, como ahora lo hacía Battle.
En definitiva la dirigencia de Boca no hizo oficial aún el corte y mantiene hermetismo sobre el tema. No obstante es un hecho que el ala pivote foráneo está fuera del equipo, mientras se evalúan los pasos a seguir, si Lamont Barnes se queda o se va y quien hará dupla con Batlle en enero cuando regrese.
Pablo Tosal
@pablotosal
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