Todo Mal

• Pablo Tosal (ptosal@pickandroll.com.ar)
• 04/09/2004
• (31 comentarios )

En la historia se jugó el clásico 51 contando los de la Copa Argentina. Cuarenta y ocho de ellos fueron por la Liga Nacional. Hubo también algunos más por la Copa Desafío.

En la historia hubo de todo: clásicos calientes, batallas memorables, grandes duelos, remontadas épicas, y algún que otro partido que no dejó nada. Pero costará mucho tiempo igualar algo tan nefasto como lo vivido ayer por la noche en el estadio Polideportivo.

Y lo extraño fue que no se debió a una arista determinada, fue una conjunción de sinsabores que terminó por redondear una noche realmente negra.

Los primeros 10 minutos invitaban a pensar que se viviría una gran fiesta. La vuelta de Esteban De la Fuente no pudo ser mejor (3/3 en triples) y 11 puntos en el primer segmento. Acompañado por Evric Gray (3/3 en triples), 9 pts, para liderar a Quilmes a un cómodo 26-19. Juan Manuel Locatelli daba la cara por Peñarol (3/4 en triples)

Pero la fiesta terminó pronto. El segundo cuarto los dos equipos perdieron la efectividad en los lanzamientos, el juego se hizo de muchos roces y el partido cayó en un pozo. Hasta un talento como Selem Safar erró una increíble bandeja en soledad que fue toda una postal de lo que era el juego. Pero lo peor estaba por venir.

A poco de comenzado el segundo tiempo, cuando se habían jugado 2 minutos 34 segundos del tercer cuarto, se produjo un apagón en toda la zona sur de la ciudad que afectó el estadio Polideportivo.

Pasaron eternos 38 minutos para que el juego reanudara su marcha. Con el grupo electrógeno del estadio más moderno del país se pudo continuar. El tablero indicaba 47-39 a favor de Quilmes.

Pero entre tantas sombras sobrevenían más. Evric Gray, el ala pivote quilmeño, chocó con Emeka Okenwa y se lo tomó como algo personal. Entonces empezaron las discusiones. El árbitro Bellón le bajó un técnico a Gray y Javier Bianchelli lo sentó en el banco de los suplentes para que se enfríe.

Dos minutos después Gray se paró, fue hasta la mesa y se pidió el cambio solo. Bianchelli saltó enfurecido del banco y lo volvió a sentar. Para esto, Guillermo Narvarte también sentó a Okenwa cuando acumuló su cuarta falta personal.

Peñarol, sin Tato Rodríguez, no encontraba una vía de gol sustituta para Juan Manuel Locatelli. El resto tuvo una mala noche de porcentajes. Pero a falta de 3.07 para el tercer cuarto se volvió a cortar la luz. Esta vez la espera duró mucho menos.

Cuando se reanudó, los relojes principales se pararon. A esta altura ya había gente que se retiraba con claro fastidio desde las plateas. En el campo de juego ambos equipos evidenciaban su enorme falta de trabajo en los físico y táctico. El tercer cuarto lo ganó Quilmes 13-11.

Cuando empezó el último cuarto Quilmes sacó otra vez una luz de 10 puntos (49-59) que luego fue ampliando paulatinamente hasta una máxima de 18 puntos (53-71 a falta de 6:10). Luis Cequeria y Juan Pablo Sánchez fueron los mejores de la cancha.

En una desafortunada acción Juan Manuel Locatelli golpeó con su codo a Esteban De La Fuente y le partió el labio abriendo un profundo tajo en su boca. De la fuente salió directo a los vestuarios, dolido pero sabiendo que fue una accidente.

Algunos plateístas quilmeños se la tomaron con el jugador de Peñarol que no sabía como hacer para explicar que fue casual. Entonces eligió el mal camino: Juan Manuel se puso a discutir con la gente.

Entre tanto volvieron Gray y Okenwa al mismo tiempo para el último round. Entonces Gray no pudo con su genio y montó su show particular. Los árbitros Eduardo Bellón y Fabricio Vito se acoplaron al “picado” y pitaban una si, una no. Crearon una nueva regla en el básquetbol “La Ley de ventaja”, que tanto gusta en el fútbol. O Quizás tenían ganas de irse rápido.

El juego, a todo esto, era completamente desnaturalizado. Gray iba y volvía por el centro de cancha solo para empujarlo a Okenwa. Los árbitros ni enterados, algunos foules groseros no cobrados y el partido que se iba cerrando con toda la pena y nada de gloria.

Luego de un parcial favorable al milrayitas (65-73 fue lo que más se acercó Peñarol), los últimos dos minutos del partido se jugó con Quilmes manejando la ventaja y parecía que la calma era posible.

Pero sonó la chicharra final y en un abrir y cerrar de ojos se los vio entreverados a Gray y Okenwa tomándose a golpes de puño. Lo único que le faltaba a la noche era una pelea de dos jugadores profesionales como si estuvieran en una plaza. Muy Triste.

Pero como todavía faltaba más el bochorno siguió. La salida de Peñarol es por debajo de una de las populares de Quilmes. En el codo, los hinchas quilmeños fueron a insultar a los jugadores y aparecieron un par de “plateistas” de Peñarol para hacer lo que no se debe: echar leña al fuego.

La policía se dio vuelta y en vez de sacar rápidamente a los dos plateístas “muy identificados” de Peñarol quería parar al resto de la gente. Ya todo era tragicómico. Obviamente el clima de la cancha se trasladó a las tribunas con la velocidad de la luz. Lo que “No debían hacer” los jugadores, lo hicieron.

Todo se conjuró en contra del espectáculo, que fue uno de los más pobres y bochornosos que se vivieron en los clásicos: La luz, el reloj, los protagonistas, los árbitros.

Cuando el estadio se vació y el silencio acompañaba el regreso a casa, la sensación era muy amarga, de indignación y vergüenza.

Fue como organizar una cena y no solo que se queme la comida, sino que además falten los invitados. Una noche para olvidar.

Síntesis
Peñarol (69): F. Titarelli 17, J. M. Locatelli 25, C. Farabello 9, P. Barrios 2 y E. Okenwa 12 (F.I), M. Mata 2, A. Coronel 2. DT: Guillermo Narvarte.

Quilmes (81): L. Cequeira 18, P. Gil 6, E. De la Fuente 16, E. Gray 19 y C. Chiappero 2 (x) (F.I), J. P. Sánchez 14, S. Safar 6 y M. Gagey 0. DT: Javier Bianchelli y Alejandro Mangone.

Parciales: 19-26, 36-43, 47-56.
Árbitros: Eduardo Bellón y Fabricio Vito.
Estadio: Polideportivo (2000 personas).

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